Hace poco tuve la oportunidad de vacacionar en la costa mexicana. Esto me hizo reflexionar sobre la forma en la que nos presentamos ante un nuevo espacio — distinto al que normalmente habitamos— para atraer experiencias y energías positivas durante nuestra estancia.
Somos parte de la naturaleza y estoy segura que, aunque a la humanidad de pronto se nos olvida, estamos en sincronía con el entorno y nuestra energía se integra con la suya. El lugar al que llegamos puede recibirnos de manera amable y sorprendente si nos acercamos a él con buenas intenciones, respetuosos y perceptivos.
Hacer un ritual de bienvenida como quemar palo santo, copal o un sahumerio puede ser una excelente manera de fijar nuestras intenciones con el espacio que nos recibirá de manera temporal.
"Humo purificador que con nuestros más íntimos deseos se elevará al cielo, lleno de nobles pensamientos y agradecimiento ante ese lugar que ahora nos recibe con su clima, su flora, su fauna, sus seres y su magia."
Si no tienes a la mano alguno de estos elementos para quemar en tus siguientes vacaciones, estoy segura que con tomarte un tiempo consciente para conectar desde el corazón con el lugar ya sea meditando, cantando, escuchando tu canción favorita, respirando profundo o simplemente observando el paisaje será suficiente para vincularte con el espacio y que te reciba con los brazos abiertos para vivir ahí grandes experiencias.
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