El tener mi huerto en casa me ha permitido comer alimentos sanos, vivos y deliciosos (si aún no tienes el tuyo, checa acá estas 5 buenas razones para tener un huerto en casa) y además me ha hecho cuestionarme sobre los usos medicinales de las plantas. Hace poco tuve la oportunidad de tomar un taller de “Salud y Herbolaria” con Juan Pablo Ruiz de Quintaescencia que me dejó aún más convencida del poder curativo de estos seres.
La medicina alópata moderna siempre me ha inquietado, si bien entiendo y creo que ayuda a tratar un sinfín de síntomas y enfermedades, también creo que invita a medicar de sobre manera muchos padecimientos que podrían ser tratados de una manera más natural.
La mayoría de los medicamentos comerciales patentados se constituyen a partir de los compuestos químicos con acciones farmacológicas presentes en las especies vegetales, sin embargo, estos son capaces de sintetizar un solo compuesto. Además, la farmacéutica (al menos a mis ojos y a los de Juan Pablo) no es un negocio de la salud, sino un negocio de la enfermedad que sólo quita síntomas y considera a esto sanar.
Por el otro lado, las plantas son un coctel de muchos compuestos, incluso algunos de los compuestos secundarios que las plantas tienen ayudan a mitigar los posibles efectos secundarios que pudieran llegar a tener.
¿Has tomado alguna vez un medicamento digamos para un tema respiratorio y que el doctor te haya recetado otros para recubrir el estómago debido a que el primero puede ser muy fuerte para él? Pues qué dirías si te cuento que la planta que puede tratar esa afección respiratoria contiene, además, el compuesto que recubre y protege tu estómago. ¡WOW!
Las plantas son seres vivos que comunican y que tienen una energía de completo servicio, ellas saben más de cómo vivir armónicamente que nosotros y tienen el poder de enseñarnos la percepción de cómo estamos nosotros en este mundo.
Llegó el momento de darle la bienvenida a más plantas a nuestro “Jardín de medicinas interno”. Es tiempo de acercarnos a nuestras abuelas, a los viejos de los pueblos para saber qué recetas y remedios caseros recuerdan y usan.
Toca ya relacionarnos con las plantas, que es en esta relación donde surgirá su verdadera medicina. Y como bien dice Juan Pablo, ¡todos podemos empezar a hacer esto desde ya!, al tomarnos un té de manzanilla para tratar alguna afección. Así que perdámosle el miedo y entrémosle de lleno a las bondades de las plantas, que al menos a mí me da más miedo tomarme una pastillita que no sé ni de dónde salió, ni qué efectos secundarios puede traer a mi organismo.
Muy cierto todo lo que comentas! Un saludo hermosa, fue un placer para mí aprender de ti en tu hermoso taller. Debora alias Nikita